Escuela de Arte UC conmemora 50 años del Golpe de Estado con exposición sobre la memoria fracturada

10 de agosto de 2023


La muestra de astillas, esquirlas y otras cicatrices [50 años] se inaugura el próximo jueves 17 de agosto en Galería Macchina, bajo la curaduría de la artista Mónica Bengoa y el teórico del arte Víctor Díaz. La exposición contará con obras de Eduardo Vilches, Mario Navarro, Alicia Villarreal, Voluspa Jarpa, Danilo Espinoza, Claudia Missana, Luis Prato, Francisca García e Ignacio González, egresado de la Escuela de Arte UC asesinado en 1975 por la dictadura de Augusto Pinochet.

photo_camera Vista general Sala 2 de Galería Macchina

— La sociedad actual sigue lidiando con el trauma silencioso y la represión de antaño perpetrada a punta de fusil, hoy es la represión del recuerdo y el dolor no expresado. La presente exhibición ha querido indagar en aquellas obras creadas por artistas y profesores de la Escuela de Arte UC que intentan, de alguna manera, darle voz a la memoria reprimida.

De esta manera, la artista Mónica Bengoa y el historiador y teórico del arte Víctor Díaz presentan de astillas, esquirlas y otras cicatrices [50 años], exposición que bajo su curaduría conmemora medio siglo desde el Golpe de Estado de 1973.

Entre el 17 de agosto y el 29 de septiembre, en Galería Macchina, la muestra reunirá obras de distintos artistas, profesores y otrora alumnos de la Escuela de Arte UC que dan cuenta del ejercicio introspectivo que implica recordar y las dificultades que existen en el proceso de la construcción de una memoria histórica nacional y latinoamericana.

—Las obras aquí presentadas dan cuenta de aquellos trozos de una memoria fracturada, astillas de un programa político inconcluso; pero también se ofrecen como esquirlas dispersas con la fuerza de un estallido, pedazos potencialmente mortales que dan cuenta de la violencia dictatorial. En definitiva, cada obra es también una cicatriz que anuncia y denuncia una herida profunda en nuestro país—, expresa el texto curatorial.

"Esta exhibición como un acto de responsabilidad con las nuevas generaciones", plantea Mónica Bengoa, cocuradora de de astillas, esquirlas y otras cicatrices [50 años].

La memoria fracturada

Todas las obras que se presentan en de astillas, esquirlas y otras cicatrices [50 años] son de artistas que, en distintos momentos de su trayectoria, han estado vinculados a la Escuela de Arte UC, como profesores y/o alumnos. Estos son: Danilo Espinoza, Francisca García, Voluspa Jarpa, Claudia Missana, Mario Navarro, Luis Prato, Alicia Villarreal, Eduardo Vilches e Ignacio González.

Se trata de pinturas, grabados, instalaciones, esculturas y videos que ya han sido expuestas, pero que no necesariamente se crearon durante la Dictadura o se refieren directamente al Golpe de Estado.

Tal es el caso de Mi carne es bronce para la historia (2016) de Voluspa Jarpa, una serie de retratos en tinta sobre láminas de bronce de 47 líderes latinoamericanos, cuyos decesos están vinculados con la Operación Cóndor y el intervencionismo estadounidense. O, de La enseñanza de la geografía, dos ejercicios (2009) de Alicia Villarreal, acción pedagógica que invitó a niños y niñas de escuelas aledañas al Hospital Ochagavía, fallido proyecto de la Unidad Popular, que por ese entonces se encontraba abandonado y ruinoso, a conocer la historia de este edificio inconcluso e imaginar la utopía del pasado.

También es el caso de Memoria de Piedra (2003) de Luis Prato, obra que surge a partir de la recolección de placas de mármol que conformaban el Memorial a los Detenidos Desaparecidos del Cementerio General que fue retirado para modificar el listado de los nombres ahí incluidos. Un intento por suturar simbólicamente esos cuerpos destrozados.

 

Interior, la prueba (2005) de Francisca García es una instalación que en un inicio se presenta como un documental, donde se muestra a una mujer durante su secuestro por parte de una agrupación de extrema derecha se va tiñendo paulatinamente de sospecha, en la medida que tanto el guion como la actuación de la supuesta secuestrada dejan entrever una serie de fisuras y contradicciones.

“Las obras permiten formar una cronología del momento implicado en su análisis”, explica la cocuradora Mónica Bengoa, quien plantea esta exhibición como un acto de responsabilidad con las nuevas generaciones: “Tenemos estudiantes a los que la Dictadura les resulta algo super lejano. Alguien joven ni siquiera sabe lo que es un Opala y para nosotros era muy fuerte, porque apenas tu veías uno daba mucho miedo”, relata la artista, haciendo referencia al automóvil que ocupaban la DINA y la CNI durante la Dictadura.

Este modelo de auto es la pieza central de la obra Opala (2002) de Mario Navarro, que expone el sesgo del proyecto modernizador impuesto a la fuerza, ciego a cualquier desvío de ese destino que siempre está más allá, no importando cuánto se avance.

De acuerdo con Mónica Bengoa, “hay asuntos tan relevantes, tan dolorosos que, aunque sea poquito hay que seguir haciendo. Y cuando a uno se le empieza a olvidar lo terrible que fue, es cuando las cosas se pueden repetir. Sin ser majadero, tiene que haber un recordatorio de que cierto tipo de cosas son intolerables”, plantea.

Diagramas de sombra (2006) de Claudia Missana trabaja con los Archivos del terror —documentos redactados durante la dictadura de Alfredo Stroessner (Paraguay), referentes a la Operación Cóndor— y un fragmento de la supuesta última película que habría visto Pinochet desde su cine privado.

La Escuela de Arte UC en Dictadura

La directora de la Escuela de Arte, Alejandra Bendel, plantea que  la participación de la UC en la Dictadura es una realidad dolorosa e ineludible que debe ser reconocida, mas no como realidad única.

En la historia de nuestra Universidad personas activamente colaboraron en acciones que implicaron la violación de derechos humanos durante el régimen militar que accedió al poder por medio de un golpe de estado en un momento político sumamente difícil para el país. Y en conjunto con ello, también debemos reconocer y valorar el legado generados en espacios de resistencia (…). Fueron tiempos en los cuales muchas personas dentro de la misma Escuela fueron partícipes de significativos actos de resistencia, so riesgo de su integridad y vida”, afirma la directora en el catálogo de la muestra.

Durante la Dictadura, la Escuela de Arte funcionó desde campus Lo Contador con toda la normalidad que fue posible para esos años. Allí, profesores como Pedro Millar fueron despedidos, y otros como Eduardo Vilches, fueron gentilmente invitados a abandonar la docencia durante un semestre. De acuerdo con Vilches, él no recibió directrices sobre sus clases, pero sí, tuvo que enfrentar la notoria autocensura de sus estudiantes, donde sobresalieron algunos trabajos alusivos a la realidad de aquella época, pero alejados del panfleto.

Más allá de la fotografía: las imágenes reveladas con humo de Danilo Espinoza

Vilches siempre fue, a pesar de lo tranquilo y mesurado que es, muy claro en sus compromisos, entonces sus talleres siempre fueron espacios de tremenda libertad”, afirma la cocuradora de esta muestra, Mónica Bengoa, quien agrega que “el arte ha tenido siempre un papel importante en la denuncia y en relevar los asuntos importantes, más allá de que en cierto momento las cosas se tornaron más complejas y había que ser más estratégicos”.

Ignacio González, presente

El recorrido de la exposición inicia con Retrato III, Retrato IV y Retrato mínimo (1974) de Eduardo Vilches, autorretratos del artista reducidos a su mínimo. Según el texto curatorial, “Cualquier elemento adicional hubiese sido un signo de derroche, en un momento en el que la contención y austeridad eran la única respuesta posible, al menos para el carácter tranquilo y reservado de Eduardo Vilches”, se afirma en el catálogo.

Junto a ellos, se encuentra una serie de grabados de Ignacio González, egresado de la Escuela de Arte que fue asesinado por fuerzas del Estado en 1975.

En 2013, Espacio Vilches, entonces a cargo de los profesores Tomás Rivas y Francisca García, presentó una muestra con los trabajos del egresado de la Escuela de Arte que fue asesinado durante la Dictadura, Ignacio González.

“Ignacio se distinguía de sus compañeros porque era muy buen dibujante y además autor de unas litografías de pequeño formato realizadas en el taller dirigido por el profesor Pedro Millar. Él, con mucho humor, luego las remataba al mejor postor en uno de los patios. Yo fui uno de esos postores y así reuní una pequeña colección de su obra gráfica”, compartió Eduardo Vilches, quien años más tarde donó estas obras a la Escuela de Arte.

Con motivo de la exposición individual póstuma de Ignacio González, organizada por Espacio Vilches en 2013, el profesor emérito de la Facultad de Artes UC compartió sus recuerdos sobre la desaparición y muerte del estudiante: “En 1975 supe por una amiga que Ignacio había sido detenido y se ignoraba el lugar de reclusión. Años más tarde recibí en nuestra escuela la visita de una señora a quién no conocía y que muy amablemente se presentó como Nora Espinoza, madre de Ignacio González. Me solicitó conocer los lugares en que su hijo trabajó. También deseaba saber de mí, porque siempre figuré en las conversaciones que tenían sobre la escuela. En 1996 recibí una invitación de la señora Nora para asistir a los funerales privados de Ignacio pues sus restos mortales habían sido encontrados en el Fuerte Arteaga y devueltos a sus familiares”.

 

 

 

 

 

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