Mar 09 agosto | 13:00
Historias y afectos, homenaje a la obra de Hernán Miranda
Inauguración: Martes 28 de junio, 13:00 horas
Del 28 de junio al 19 de agosto de 2022
Parafraseando someramente a Rancière, podríamos señalar inicialmente que ver una imagen por primera vez siempre implica poner en relación otras ya vistas previamente. Por tanto, ante la mirada de quien la observa, la imagen singular sería siempre un cúmulo plural de imágenes inmiscuidas en una operación de permanente comparación. Esta idea por supuesto no es algo nuevo, especialmente al modo en cómo ha sido aquí descrita, a saber, de forma parcial y simplificada en relación con el espesor de la escritura de Rancière. No obstante, puede servir para ilustrar la operación que realizaríamos al momento de contemplar: en nuestra memoria se conectarían una serie de recuerdos y relaciones aparentemente dispersas, asociaciones variopintas y a veces incontrolables, crípticas, incluso infinitas.
Pareciera que Hernán Miranda adoptó dicha hipótesis en su obra, incluso antes de que el filósofo francés la formulara: sus pinturas y artefactos suelen dar cuenta de una acumulación de referencias, de contrastes y relaciones inhabituales de elementos aparentemente disímiles. En definitiva, de una poética basada en un estallido propiciado por la reunión de figuras cuyo sentido se nos escapa y que, no obstante, no constituyen un sinsentido. La pintura de Hernán Miranda fue paulatinamente incorporando aquel recurso fragmentario del collage, haciendo de sus motivos el encuentro inesperado de signos reconocibles pero extrañados, articulando con ello una suerte de extensa memoria visual.
Una labor pictórica además caracterizada por el auto sometimiento de su pincel a lo figurativo, restricción que en él operó como potencia libertaria, permitiéndole retratar mediante un sofisticado uso del color aquellos referentes que le interesaban: desde la larga tradición de la historia del arte, hasta la captura fotográfica reciente; desde el camuflaje militar, hasta la estampa japonesa. Todo ello abordado con aquella pincelada por momentos cercana a la gráfica y la ilustración, y muchas veces coqueteando con una mirada pop, dando cuenta de su permanente cercanía con la actualidad. En su obra no encontraremos habitualmente el movimiento gestual de una mancha expresiva, o el azar propiciado por un chorreo incontrolado, porque en aquel trazo calculado del pincel es donde emerge su visión, situada en la connivencia de lo distinto. Pero no solamente su obra se caracterizó por hacer confluir imágenes en principio disímiles y que gracias a su perspectiva terminaron por reunirse armónicamente. Su vida también fue clave para la conjunción de algunas piezas dispersas y que luego resultaron fundamentales en la historia del arte chileno gracias a su participación. Aquella complicidad de lo diferente, es decir, el ánimo de reunir en el diálogo, pareciera que animó gran parte de sus esfuerzos.
De tal suerte, las vidas de un farmacéutico alemán, de un artista cubano, de una artista chilena y de un pintor catalán —entre otras tantas vidas—, giran a su alrededor en un movimiento centrípeto. Esas y otras vidas se mueven en épocas y circunstancias distintas gracias a su energía gravitatoria. Y como imágenes, confluyen cual postales en un anaquel que requiere de una cauta observación para dar cuenta de su real sentido. De hecho, si prestamos atención a tales postales dispuestas casi al modo de un “Atlas Mnemosyne”, nos encontraremos con la vida de Karl Anwandter, migrante alemán y farmacéutico, que arribando a Chile hacia 1851, iniciaría una pequeña empresa familiar de cervezas, la que terminaría transformándose en una de las mayores cervecerías de nuestro país. Sin embargo, su fábrica, ubicada en la Isla Teja, terminaría completamente abandonada luego del devastador terremoto de 1960. Así, la ciudad de Valdivia perdería su cervecería, pero obtendría el año 1994 su actual Museo de Arte Contemporáneo, gracias al arduo trabajo de Hernán Miranda. El MAC de Valdivia es la manifestación más patente del permanente ánimo de Hernán por descentralizar el arte, alimentando a las regiones que la mirada capitalina observa como distantes y distintas. Para él, el arte debía estar presente en todo lugar, y evidentemente también en su ciudad natal.
Junto a aquella postal, se encuentra la de su primer maestro, Mario Carreño. Artista nacido en cuba, amigo de Neruda y de los muralistas mexicanos. Profesor en Nueva York, pero también en la Universidad de Chile y en la Universidad de Concepción. Y, no olvidemos, uno de los artífices de la Escuela de Arte UC. Si bien Hernán Miranda no estuvo en la génesis de la Escuela de Arte UC, sí estuvo desde sus inicios encarnado en la figura extrapolada de su maestro Carreño. Y participó de la Escuela por más de 40 años: primero como estudiante a mediado de la década de los 70, luego como académico. Tal vez en Carreño entonces encontró no sólo las bases para su pintura, sino también aquel espíritu universitario que decantaría en un cercano y afectuoso ejercicio de la docencia. Y probablemente ese mismo espíritu lo llevó a apoyar la contratación de una artista chilena y su esposo, un pintor catalán, que recientemente habían retornado del exilio. Esta postal se encuentra fechada en la década de los 80, en plena dictadura cívico-militar, y los artistas retratados son Gracia Barrios y José Balmes, figuras ejemplares del grupo “Signo”. Ambos estrechos colaboradores de la Unidad Popular y muy cercanos al presidente Allende, debieron radicarse por cerca de 10 años en Francia luego del golpe de Estado. Y a su regreso, en lugar de ser reubicados en la Universidad de Chile, fue en cambio la Universidad Católica quien los acogió laboralmente, a sabiendas de las posibles consecuencias que aquello podría arrastrar en el enrarecido y amenazante clima dictatorial; Hernán Miranda abogó por dichas contrataciones, en ese momento a cargo de la línea de pintura de la Escuela. Ese gesto de coraje y empatía no ha de ser considerado como meramente anecdótico, sino en cambio nuevamente como manifestación expresa de su calidad humana y, sin duda, de su capacidad de potenciar al arte sin mezquindad alguna. En definitiva, Hernán Miranda en su creación artística, en su ejercicio de la docencia, en su labores de gestor, en sus relaciones profesionales y de amistad, siempre cumplió con un rol indispensable para importantes acontecimientos del arte chileno.
Estos tres breves relatos tal vez puedan estimarse como una sinécdoque de su vida artística, al igual que algunas de las imágenes fragmentarias en sus obras: representaciones parciales de una totalidad asociada a la historia del arte y de la visualidad. Hernán Miranda es una dovela en el relato del arte de nuestro país, de nuestra Escuela de Arte UC, del MAC de Valdivia, pero sobre todo de la vida de sus colegas, estudiantes y seres queridos. Por ello hoy no sólo lo recordamos, sino que lo celebramos. Esperamos que esta exhibición permita a su vez dar cuenta que, en la obra de Hernán, una imagen nunca está sola: siempre es un cúmulo de imágenes del pasado, de nuestra memoria, pero también del presente y seguramente incluso del porvenir.
Victor Díaz Sarret
Dr. en Filosofía con mención en Estética y Teoría de Arte. Académico Escuela de Arte UC
Biografía
Hernán Miranda Castillo (Valdivia, Chile 1949-2021).
Artista, gestor cultural y Profesor Titular de la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Integrante del grupo de trabajo de Pintura, donde a lo largo de sus años de docencia formó numerosas generaciones de artistas. Fundador y Director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Valdivia desde 1994 hasta el momento de su partida. Las obras de Hernán Miranda han sido expuestas en importantes espacios de exhibición y pertenece a diversas colecciones nacionales, públicas y privadas. Una de sus exposiciones más destacadas ha sido la retrospectiva de 2013 “Exposición Antológica 1979-2013” realizada en el Museo Nacional de Bellas Artes, institución que cuenta con dos obras suyas como parte de su colección. Una de ellas: La realidad de las imágenes (1992), se presentará en Galería Macchina.
Historias y afectos, homenaje a la obra de Hernán Miranda
Inauguración: 28 de junio 13:00 h
Exposición abierta del 28 de junio al 19 de agosto 2022
De martes a viernes de 12:00 a 19:00 h
Sala 2 Galería Macchina / Campus Oriente UC
Jaime Guzmán Errázuriz 3.300, Providencia.
Entrada liberada.
Organiza:
Equipo de Extensión y Galería Macchina
Escuela de Arte UC
Colaboran:
José de Nordenflycht, Rodrigo Fernández, Takashi Hombo, Verónica Hughes, Jorge Padilla, MNBA, Biblioteca UC.
Más información:
Noticia Facultad de Artes, junio 2021: https://artes.uc.cl/noticias/hernan-miranda-castillo-un-maestro-de-la-pintura-y-un-gestor-de-suenos/
http://galeriamacchina.uc.cl/
http://escuelaarte.uc.cl/
@galeriamacchina
@escuelaarteuc
Vistas de la exposición. Registro por Benjamín Matte
Vista general de la exposición
"La realidad de las imágenes" (1992). Óleo sobre lino y esmalte con stencil, 165 x 660 cm. Colección Museo Nacional de Bellas Artes.
Detalle de "La realidad de las imágenes" (1992). Óleo sobre lino y esmalte con stencil, 165 x 660 cm. Colección Museo Nacional de Bellas Artes.
Vista general de la exposición
Detalle de "Estampa con serpiente (1995). Óleo sobre tela, 165 x 165 cm. Colección Verónica Hughes.
Detalle de vitrinas con catálogos, documentos y material de Archivo. Archivo Hernán Miranda / Escuela de Arte UC. Biblioteca Campus Oriente UC
Detalle de vitrinas con catálogos, documentos y material de Archivo. Archivo Hernán Miranda / Escuela de Arte UC. Biblioteca Campus Oriente UC
Vista general de la exposición
Vista general de la exposición
Izquierda "Silla de playa" (1989). Óleo sobre lino, 130 x 98 cm. Colección Verónica Hughes. Derecha "S/T" (2015). Serigrafía, 5/12, 74 x 57 cm. Colección José de Nordenflycht.