20 de enero de 2022
photo_camera Créditos: César Cortés.
Por iniciativa de estudiantes de la Facultad de Artes UC, el próximo martes 8 de marzo, a las 13:00 horas en el auditorio del Centro de Extensión Oriente UC (Av. Jaime Guzmán 3300, Providencia) será el estreno de una versión escenificada de Canto para una semilla (1971), cantata compuesta por Luis Advis a partir de las décimas autobiográficas de Violeta Parra.
La puesta en escena estará a cargo de la reconocida actriz y directora Elvira López (Cráneo vacío 2012; Quédate conmigo, 2017; Condicional, 2018), y el músico Cristián González, quien desde 2011 dirige el Colectivo Semillero, grupo que investiga, adapta e interpreta repertorio de música popular de Chile y de América. Además, la directora del Magíster en Artes UC, Carolina Larrea, estará a cargo de la implementación escénica.
De acuerdo con Cristián González el desafío ha sido crear un imaginario escénico a partir de los textos y la música. “La obra, que aunque podría caber dentro del género ‘cantata latinoamericana’, está colmada de momentos muy dramatizables”, explica.
Se trata de una instancia interdisciplinar de la que participan 15 estudiantes del Instituto de Música UC, y 11 estudiantes de Actuación de la Escuela de Teatro UC. Las funciones serán gratuitas previa inscripción, los días martes 8 de marzo a las 13:00 horas, y jueves 10 y viernes 18 de marzo, a las 20:00 horas.
Funciones agotadas. Pronto se anunciarán nuevas fechas.
Cuando Luis Advis compuso Canto para una semilla (1971) decidió no referirse a ella como una ‘cantata’, aunque en estricto rigor esa fuese su estructura. Prefería, según se relata en el libro Advis en cuatro movimientos y un epílogo (2012), no evocar a su aplaudida Cantata de Santa María de Iquique (1969). Así es como la elegía, como él prefería llamarla, se estrenó al año siguiente en el Teatro Antonio Varas (actual Teatro Nacional Chileno) con la interpretación solista de Isabel Parra, el conjunto Inti Illimani, un selecto grupo de cuerdas y la narración de Carmen Bunster.
Desde entonces esta pieza ha sido interpretada en innumerables ocasiones, sin embargo, muy pocas o ninguna vez con este despliegue en los escenarios. “La casi nula experiencia de este tipo de adaptación escénica en todas las versiones que se han hecho de ella hasta la fecha, nos regalan una hoja en blanco a Elvira y a mí para poder soñar con los estados que se suceden en cada número de esta autobiografía de la Violeta. Eso conlleva, además del merecido respeto por la obra original, una invitación a la reinterpretación de ciertas texturas musicales”, explica el académico del Instituto de Música UC Cristián González sobre esta puesta en escena.
“Los temas que toca resuenan tanto en la actualidad que me da la sensación de que la historia no cambia, es demasiado cíclica, o avanzamos muy lento. Las demandas sociales siguen sin respuesta y se ven las mismas luchas que hay hoy día”, expresa Javiera Missiacos, estudiante de 4º año de Actuación.
De acuerdo con la académica de la Escuela de Teatro UC Elvira López, “la adaptación del formato cantata a una estructura teatral supuso también la inclusión de otras décimas y versos que no están dentro de la selección de Advis para la cantata y también, de otros materiales literarios, poéticos, históricos y musicales”. Tal es el caso de La carta (1962), tema escrito por Violeta en París, cuando se enteró por correo que su hermano Roberto se encontraba detenido por participar de una manifestación en los alrededores de la naciente Población José María Caro.
“La ‘universalidad coral’ de la voz de Violeta ha sido a mi juicio el mayor aporte desde lo musical en esta versión de la elegía: nos hemos permitido adaptar y experimentar con la figura de la narradora y su voz transmutando a través del elenco. El resultado, como es de esperar, es una vuelta al plano terrenal de la autora, que mediante sus versos se vuelve a pasear por las distintas voces. Parafraseando a Víctor Jara en su respectivo parafraseo de la autora, es en ese acto en donde finalmente se encajó mi canto”, destaca el director musical de Canto para una semilla (2022).
Cristián González y Elvira López son los académicos a cargo de esta versión escénica de Canto para una semilla. Créditos: César Cortés.
Sobre la potencia de una pieza estrenada 50 años atrás, la académica Elvira López afirma: “La obra es una combinación muy virtuosa entre elementos musicales —vocales e instrumentales— y narrativos, a partir de la selección de décimas que hizo Luis Advis de la autobiografía de Violeta Parra se logra una síntesis que da cuenta no solo de la potencia y contenido de su pluma, sino también de su vigencia”.
Según aprecia el académico Cristian González, se trata de cantos colmados de razón, mucha poesía y denuncia. “En gran parte y con cierta desazón podemos decir que aún siguen vigentes y representan las demandas históricas de nuestro pueblo; y que vistos desde el lado más optimista encuentran por estos tiempos un correlato directo con la nueva nación que estamos pensando desde una convención constitucional que actúa como cauce que se nutre de aquellos afluentes”, afirma el académico UC.
“Ella tiene un genio insuperable. Es la compositora del siglo. Después vienen los demás. El valor de Violeta está en las letras y en la conjunción con la música. Sus letras superan cualquier rango poético”, dijo Luis Advis en una entrevista de 1999.
Las y los estudiantes que participan de la puesta en escena, coinciden con sus directores. “Los temas que toca resuenan tanto en la actualidad que me da la sensación de que la historia no cambia, es demasiado cíclica, o avanzamos muy lento. Las demandas sociales siguen sin respuesta y se ven las mismas luchas que hay hoy día. Eso me parece interesante” expresa Javiera Missiacos, estudiante de 4º año de Actuación.
Josefa Jiménez, estudiante de 4º año de actuación, en tanto, destaca el valor testimonial de la cantata: “Nos permite hacer un viaje reflexivo no solo en torno a la vida de Violeta y su obra, sino también su visión, sus sentires, deseos y temores. Partiendo desde su vida en el campo, pasando por su ida a la capital, su búsqueda cultural por Chile y el mundo, sus amores, su lucha social y hasta su muerte y legado actual”.
En una entrevista de 1999, Luis Advis afirmó que el trabajo que sentía más cercano era Canto para una semilla (1971). Esto, quizás, por la profunda admiración que el compositor sentía por la artista: “Ella tiene un genio insuperable. Es la compositora del siglo. Después vienen los demás. El valor de Violeta está en las letras y en la conjunción con la música. Sus letras superan cualquier rango poético”, dijo en la misma entrevista.
Cristián González explica que el origen de esa admiración ocurre, directa o indirectamente, gracias a la publicación del libro Décimas (1970) que la UC publicó en alianza con la Editorial Pomaire. “Sin ese hito, es muy probable que la obra no hubiese permeado con tanta facilidad hacia el mundo artístico dentro de la academia. En este caso, a un compositor como Luis Advis, quien a partir de allí se declaró hasta el último de sus días como un ferviente admirador de la obra de Violeta Parra”, cuenta el académico UC.
En la publicación de 1970, el entonces director del Departamento Editorial UC, Cristian Santa María, expresó: “La Universidad Católica tomó su canto y su obra, no para doctorarlos, sino para mantenerlos sonoros entre la juventud de su patria. Fue ese el primer homenaje universitario a Violeta, en 1968". Hoy, esa misión resuena en nuestro estudiantado.
Créditos: César Cortés.
Carolina Larrea - Escuela de Arte y Magíster en Artes.
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