Isidora Kauak y los vínculos entre la magia y el arte contemporáneo

21 de julio de 2021


Mezclando la filosofía oculta, el origen de la magia en el sur de Chile y las instalaciones de artistas como Joseph Beuys, la estudiante del Magíster en Artes desarrolló un conjunto de obras consideradas en un texto de egreso que tituló "Grimorio: analogías ocultas en seis esculturas". A través de la modalidad de creación, la artista trabajó técnicas como la taxidermia para no apartar la posibilidad de la muerte de su camino y, finalmente, enfrentarla a través de la enigmática magia de sus esculturas.

photo_camera Isidora Kauak Aguad, estudiante del Magíster en Artes UC. Autorretrato ©.

Con un par de guantes industriales y cargando una motosierra, Isidora Kauak Aguad (Santiago, 1995) subió el cerro San Cristóbal para recolectar las espinas de un gran cactus que había visto en el lugar, con la idea de utilizarlo en un proyecto de arte. Luego de unas horas de trabajo las espinas traspasaron el caucho hasta llegar a sus manos y vio cómo la tierra y su sangre yacían ahí, mezcladas. Esa imagen la hizo detenerse y descansar.

"Mis brazos se desvanecían y ya no era capaz de seguir cargando los pesados troncos, así que paré unos minutos", recuerda de esa jornada de abril de 2018. Fría mañana en que, ya más recuperada, fijó su atención en una pequeña construcción de palos e hilos que funcionaba como una trampa para cazar animales, en cuyo interior encontró un tordo. "Mi reacción inmediata fue descartar que estuviera muerto, pese a que sus ojos estaban abiertos y sus plumas habían perdido el efecto tornasol que sólo la vitalidad les entrega. De pronto recordé cuando mi familia se reunió para decirme que mi madre había muerto y que mi primera reacción fue reír, pensando que era una broma. Al reflexionar en torno a ese recuerdo deduje que, incluso siendo adulta, seguía apartando la posibilidad de la muerte. Aunque se tratara del deceso de un animal", dice la artista.

Ilusión del óbito, de Isidora Kauak Aguad. Pía Bahamondes ©.

Para la instalación Sin ojos fue la primera vez que Isidora Kauak Aguad desarrolló obras que incluían animales que encontraba muertos. "Todos han muerto por causas naturales o situaciones que escapan de mi control. La caza, en ninguna circunstancia, es una opción", aclara sobre estos cuerpos que le permitían trabajar en torno a su biografía, temas como la muerte y el sentimiento de pérdida, y también la acercaban materialmente a su interés por explorar artísticamente la filosofía oculta.

En esa línea su primer paso fue aprender taxidermia, arte de disecar animales sin vida para conservarlos y exhibirlos con apariencia de vivos. Para eso se contactó con Miguel de la Fuente, de taxidermia.cl, que la comenzó a ayudar compartiendo algunas técnicas de este proceso de naturalización que tiene cada vez menos expertos y que son muy celosos de sus conocimientos. "No me gusta mostrar ese proceso porque siento que hay una sensibilidad que uno tampoco puede transgredir. Recuerdo lo que hacía mi papá (cirujano plástico y reconstructivo), que desde chica me llevaba a sus congresos y me mostraba imágenes de algunas operaciones para mostrarme su trabajo. Para mí no era un problema, pero quizás para otros sí", indica Isidora, que ingresó el 2019 al Magíster en Artes UC, vía creación, para seguir desarrollando este cuerpo de obra.

Creo fijamente en esa dimensión que no conocemos. Me apego mucho a Joseph Beuys, que decía que cualquiera puede ser artista, y también a Alan Moore, que dice que cualquiera puede ser un mago. Son frases intercambiables entre magia y arte

Despierta, de Isidora Kauak Aguad. Pía Bahamondes ©.

¿Cómo ha sido la experiencia de investigar las relaciones entre arte y magia de una manera académica?

Siento que le estoy dando peso a una investigación que no se le da la importancia y el respeto que se merece. Pero no es algo neo chamánico ni brujería comercial, como los medios de comunicación se encargan de poner en una frecuencia más burlona estos temas. Esto es sobre el proceso de las artes, que es una dimensión donde las artistas tenemos la pega de ser ese puente de algo que no sabemos. Y yo creo fijamente en esa dimensión que no conocemos. Me apego mucho a Joseph Beuys, que decía que cualquiera puede ser artista, y también a Alan Moore, que dice que cualquiera puede ser un mago. Son frases intercambiables entre magia y arte.

Con una diversidad de materiales y cuerpos, como aves, una liebre, un cordero, granos de centeno, madera, tinta negra, yeso y elementos clínicos, entre otros, Isidora Kauak desarrolló seis esculturas que transitan entre el arte contemporáneo y los altares de magia. Para crear estas obras, la artista indica que hay mucha influencia de Europa como la cuna del ocultismo moderno, pero que también "acá en Chile hay mucha historia de conocimiento y de filosofía oculta que se desconoce o que se ve desde una cosmovisión superficial. Se dice que hay magia en Chiloé, pero cuál es realmente esa historia. Poca gente sabe de la Recta Provincia".

Bardo, de Isidora Kauak Aguad. Pía Bahamondes ©.

Centeno, juicios por brujería y la Recta Provincia

Justamente este es uno de los temas que encontró en su investigación a través de la práctica artística, ya que Isidora estaba siguiendo la pista de los granos de centeno, cuyo consumo influyó e incrementó el rechazo de los conocimientos ocultos durante la Edad Media y principios de la Edad Moderna en Europa y América del Norte. Esto porque es un cereal propenso a la infección del hongo conocido como cornezuelo, que al comerlo podía provocar fiebre, alucinaciones y convulsiones, y en algunos casos era común que se presentase gangrena y necrosis en las extremidades de las personas intoxicadas, que luego eran enjuiciadas arbitrariamente por brujería. Juicios que también se desarrollaron en Chile, siglos después. "En la investigación llama mi atención que el caso juzgado y sancionado con mayor severidad en Chile ocurrió en el siglo XIX, en la zona sur del país. Que es el mismo territorio donde se comenzó a cultivar y consumir centeno", detalla la artista.

El 12 de marzo de 1881 el juez de Ancud, José Manuel Beytia, condenó a seis personas a la cárcel, de las cuales dos ya habían muerto bajo extrañas circunstancias durante el proceso judicial. En una de las transcripciones del juicio recopiladas en el libro Los brujos de Chiloé. Célebre proceso del Juzgado de Ancud. Declaraciones de los reos (cuyo archivo está disponible en Memoria Chilena), el imputado Mateo Coñuecar habla de los orígenes de la Recta Provincia al relatar el encuentro que hubo, a principios de la conquista española, con el cartógrafo y ocultista José Manuel de Moraleda en el archipiélago. Moraleda comenzó a presumir sobre sus conocimientos ocultos: "Se presentó haciendo ver que era hechicero, transformándose en pescado, lobo, palomo i en otros animales, mostrando por ello que por tal causa debían seguirlo los indios” (Los Brujos de Chiloé). En respuesta, los nativos decidieron ir en busca de la machi Chillpila de Quetalco, "conocida por dominar saberes y prácticas ocultas, para que desafiara a Moraleda en un combate de magia", explica Kauak. Según describe Coñuecar, la machi Chillpila “consiguió dejar en seco el barco de Moraleda en el mismo punto donde se hallaba anclado, i después ponerlo a flote” (Los Brujos de Chiloé) y Moraleda, en señal de rendición y como reconocimiento, le obsequió un grimorio (libro sobre conocimientos mágicos europeos) conocido como Libro de Arte. "Ahí está de nuevo arte y magia, como conceptos intercambiables", agrega.

Isidora Kauak Aguad, autorretrato ©.

¿Qué permanece de la magia en el arte contemporáneo?

Creo que hay un puente entre la o el artista y una dimensión que no conocemos. Pienso en Duchamp, que proponía una analogía entre la figura del médium y la o el artista para sostener que el proceso creativo no sería plenamente consciente, sino que hay algo que escapa del control total. Eso es mágico, ya que nunca se logra comprender en su totalidad, y esta investigación me ha permitido situarme desde ahí. En ese sentido, afirmo tajantemente que sí, que esto, mi trabajo, es magia. Y atención, porque la magia está en marcha, como dice Alan Moore.

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