2 de junio de 2022
photo_camera Paula de Solminihac, artista y académica de la Facultad de Artes, presentando Kamanchaca en la 23° Bienal de Sídney, 2022.
Así como la cocina tiene sus tiempos de cocción determinados, algo similar ocurre con la creación de cerámicas. Esto lo sabe muy bien Paula de Solminihac (Santiago, 1974), que durante su infancia fue criada por su abuela paterna, quien le enseñó los procesos de corte de los alimentos, a reutilizar los ingredientes olvidados en la despensa y, lo más importante, a no apurar los resultados de trabajar a fuego lento.
Esa práctica más bien doméstica, unida a la espectacularidad de visitar obras en construcción por el trabajo de su padre, con formas extrañas a medio terminar y el olor a hormigón fresco pegado a las narices, le han servido como guía para el ejercicio de su práctica artística. Esto porque Paula, que actualmente está exhibiendo en la 23° Bienal de Sídney y en Galería Patricia Ready, trabaja obras que están íntimamente relacionadas con la naturaleza y, por lo tanto, con sus propios tiempos de crecimiento y descomposición.
"No estás en una fábrica de producción de objetos artísticos, sino que estás haciendo las obras que necesitan existir", opina Paula de Solminihac
—Muchas veces las cosas tienen que reposar, como cuando dejas el pino listo antes de armar las empanadas. Entonces la cocina es una buena metáfora de la práctica artística, ya que no estás en una fábrica de producción de objetos artísticos, sino que estás haciendo las obras que necesitan existir. Y eso desde una perspectiva contemporánea es lo mejor que puede pasar, ya que la fábrica puede ser un generador de excedentes y material contaminante, mucho más que la práctica de crear a fuego lento —dice la académica de la Escuela de Arte y jefa del Departamento de Escultura.
De Solminihac -que ingresó a la UC en 1994 como estudiante de Arquitectura y que luego se cambió a Historia, para finalmente llegar a la Facultad de Artes y graduarse ahí- tuvo tempranamente un intenso ritmo de trabajo profesional en que expuso en diferentes espacios, como por ejemplo en el Museo del Barro (Paraguay), con la obra In Absentia el 2006, y en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, con Charco el 2012. Esta última, contiene una serie de elementos que no se pueden combinar ni relacionar a través de sistemas de encadenamientos clásicos de causa y efecto, como unas masas de arcilla planas y negras que se superponen sobre la imagen astronómica de la estrella Sugar Cliff (tomada por el telescopio Atacama Large Millimeter Array) y una imagen satelital (del Instituto Geográfico Militar) que mapea el Canal Beagle y las islas Navarino, Picton, Nueva y Lennox, en el extremo sur de Chile.
Obra "Charco", en el marco de la exposición "Historias desde la bruma", en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, 2012.
Al año siguiente la artista comenzó a participar del intenso circuito de ferias en la región y se presentó en ARTBO (Colombia), arteBA (Argentina) y Pinta NY (Estados Unidos). Luego, en 2014, estuvo en Art Basel-Statement (Suiza) representada por Isabel Aninat, siendo la primera vez que una artista chilena era invitada a participar de Statement, espacio de presentación de proyectos individuales de la feria de arte contemporáneo más importante del mundo. "Como nunca había estado ningún chileno fue súper estresante", confiesa la artista que en esa ocasión, frente a más de 60 mil personas que visitaron el lugar, exhibió dibujos en distintas superficies y obras de arcilla blanca y roja. Algunos de esos trabajos venían de la investigación Tonal, proyecto ganador del concurso de Creación e Investigación Artística de la Vicerrectoría de Comunicaciones y Asuntos Públicos de la UC en 2012.
Paula de Solminihac fue la primera artista chilena invitada a Art Basel-Statement, 2014.
Después de esa experiencia Paula se volvió más consciente de su ritmo de trabajo y decidió regresar a su taller para hacer pequeños experimentos que no necesariamente tenían un objetivo específico. La idea era volver a sus cuadernos de apuntes, hábito que mantiene desde la niñez, y experimentar libremente desde ahí, lejos de las obras acabadas que exige el mercado del arte.
"Por alguna razón que no recuerdo porque siempre voy de una rama a otra según lo que voy leyendo, viendo y anotando en mis cuadernos, llegué a los dispositivos de atrapanieblas. Ahí me embalé con la idea de llevar estos experimentos de taller al paisaje mismo e inventar este dispositivo", cuenta la artista
—Volví a lo húmedo como un chancho en el barro para ensuciarme y sentirlo con más intensidad en la mano. Comencé a meter cosas en baldes con arena y agua, como una resistencia a las altas tecnologías también y, por alguna razón que no recuerdo porque siempre voy de una rama a otra según lo que voy leyendo, viendo y anotando en mis cuadernos, llegué a los dispositivos de atrapanieblas. Ahí me embalé con la idea de llevar estos experimentos de taller al paisaje mismo e inventar este dispositivo —explica sobre el origen de esta obra que ubicó, en primera instancia, en Chungungo, caleta pesquera de la región de Coquimbo, y que actualmente se exhibe (hasta el 13 de junio) como una gran instalación llamada Kamanchaca, palabra de origen aymara, en The Cutaway -centro cultural ubicado bajo tierra en la reserva natural Barangaroo-, en el marco de la Bienal de Sídney.
Instalación "Kamachaca", de Paula de Solminihac. Bienal de Sídney, 2022.
José Roca -curador colombiano que ya la había seleccionado el 2016 para una residencia en Galápagos- fue quien la invitó a participar de este evento en que es el director artístico. Esta 23° edición que se titula Rīvus, palabra en latín que alude a las corrientes de los ríos, humedales y otros ecosistemas de aguas dulces y saladas, conectó a la artista con otro tema de su interés: las lombrices. "Las papas me alucinaban hace un tiempo, ya que con sus formas raras se parecían mucho a las figuras que estaba haciendo en el taller. Así que el 2018 fui a Chiloé a plantar algunas y cuando coseché me encontré con un hermoso mundo subterráneo de raíces, papas y lombrices, todas enredadas", recuerda sobre ese encuentro con los gusanos.
Lo siguiente fue estudiarlas, leyendo y asesorándose con expertos como Solotierra, quienes trabajan en el tratamiento de residuos orgánicos a diferentes escalas. Ahí fue aprendiendo que cuando las lombrices se desplazan van formando galerías subterráneas que facilitan la porosidad de la tierra, permitiendo que el agua lluvia sea absorbida y almacenada en las fosas subterráneas, que son las reservas de agua dulce más importantes que existen en el planeta. "Me pareció muy lindo que este ser tan modesto pudiera tener una labor tan fundamental en el ciclo energético", detalla sobre esta fascinación, que con el tiempo derivó en la creación de cientos de gusanos de arcilla que se afirman unos a otros en el montaje de Kamanchaca.
Además, para resaltar el carácter colaborativo de esta obra, la artista incluyó una serie de talleres abiertos al público de la bienal. Jornadas que llamó A simple form y que permiten múltiples soluciones, en las que tomó como referencia el modelo de educación artística de Nube Lab. ONG que potencia la creatividad desde la educación y el arte, que dirige desde 2012, y donde trabaja con un equipo de 18 personas impartiendo programas curriculares, familiares y de Formación Docente para escuelas de todo Chile.
"A simple form", taller de creación de lombrices en arcilla que se realizó con el público de la Bienal de Sídney, 2022.
—Tenía que ver con hablar sobre lo colaborativo desde una forma muy simple. De cómo podemos construir desde las prácticas contemporáneas y hacer cambios súper significativos a partir de la observación de la naturaleza —agrega la artista, que también presenta seis obras en el Museo de Arte Contemporáneo de Australia, trabajos que fueron agrupados con el nombre La Caverna y que había exhibido anteriormente en Sala Gasco (El peso de las cosas, 2017) y en el MAVI (Humus, 2019) en Santiago.
—Las lombrices no se pueden observar porque se mueven bajo tierra y la camanchaca es una niebla que no permite mirar más allá de ella. Hay un interés por lo que no se puede ver.
La primera forma que se hace en cerámica es el recipiente, como por ejemplo un vaso. Este tiene una parte visible y otra invisible, en que la primera es su parte material, pero la más importante es la otra, que es la capacidad de este vacío útil. De ahí mi interés por lo invisible, que son sus posibilidades. Como en Objetos Personales (que exhibe en Galería Patricia Ready) que partí de anotaciones marginales de mis cuadernos, que después fueron bocetos y luego les di forma y una materialidad. Son obras que pasaron de algo que era casi nada a estar en este espacio expositivo.
Algunas de las obras de la exposición "Objetos Personales", que se puede visitar de manera gratuita en Galería Patricia Ready hasta el viernes 6 de julio. Sabrina Ávila ©.
—¿Cómo crees que has logrado seguir participando del circuito de ferias y bienales respetando tus tiempos de creación?
Son cosas que se ordenan como la vida misma, al final estamos hablando de compaginar tiempos internos y externos y eso es parte de las rutinas de todas las personas y bueno, convengamos que después de dos años de pandemia tenía muchas ganas de exponer mi trabajo. Y si a eso le sumas el trabajo educativo, tanto en la UC como en Nube, te diría que además creo que he intencionado un poco que mi vida en particular se desenvuelva en distintos territorios. Me gusta ver cómo se retroalimentan la docencia, la creación, la exhibición, encontrarme con personas con distintas trayectorias y experiencias y de todo me nutro, aprendo y soy feliz.
6 de junio de 2023
5 de junio de 2023
31 de mayo de 2023
30 de mayo de 2023